El desafío de mantener la población en zonas en declive pasa por una puesta en valor de todos sus recursos humanos y materiales, promoviendo eventos atractivos y dándolos a conocer a públicos amplios. La producción de artesanía o alimentos en lugares pequeños y apartados debe de tener unas características singulares para que pueda ser competitiva respecto de las localizaciones más favorecidas.