El proceso de autentificación de obras de Ignacio Zuloaga conlleva diversos retos que debe de tener en cuenta. Hasta 1899 Ignacio Zuloaga llevó una vida deambulante, entre Eibar, Bilbao, Roma, Paris, Sevilla y Alcalá de Guadaira, con frecuentes cambios de domicilio.
Fueron años de búsqueda de un estilo propio, en los que tiene Ignacio Zuloaga pinta cuadros realistas, incluso naturalistas, bastantes de ellos de temática social, personas trabajando y marginados sociales (minusválidos, prostitutas…) ancianos y gitanos. Aunque en términos generales a aquel Zuloaga veinteañero se le considera post-impresionista y simbolista, hay una gran variedad de estilos y pruebas.
Su compañero de fatigas en Paris, Santiago Rusiñol, llega a afirmar que lo probó todo. Para empezar, en algunas de sus obras recuerda algunos tonos grises y ambientes difuminados de sus maestros Gervex y Carrière. También se pueden apreciar en rastros del contacto con Gauguin y Emile Bernard, por bastantes semejanzas con los Nabis y la Escuela de Pont Auven.
También se aprecian en algunas de sus piezas connotaciones del decorativismo japonés (muy en boga en aquella época) e incluso del puntillismo. Su trato con Maxime Dethomás y Toulouse-Lautrec también tienen algunas evidencias. Por ello es común encontrar cuadros extraordinariamente variados y antagónicos de Ignacio Zuloaga.
Geográficamente, por aquellos años pinta paisajes y lugares del País Vasco, Francia y Andalucía.
A partir de 1898, los temas andaluces y franceses van dejando paso a cada vez más asuntos segovianos. Con el extraordinario éxito internacional que le acompañó durante todo el primer cuarto del siglo XX –cuando fue uno de los pintores más cotizados del mundo – comienzan a aparecer los cuadros falsificados y las copias. El éxito de Ignacio Zuloaga y sus extraordinarias cotizaciones (35.000 francos por algunas de sus composiciones, por el cuadro de la Condesa de Noailles se llegó a pagar 100.000 pesetas) provocó que decenas de artistas europeos y americanos le imitasen los asuntos, llegando a desplazarse a Segovia para pintar lo mismo.
Ignacio admitió a muy pocos artistas pintar a su lado. Consideraba que lo mejor era ser autodidacta. No tomó clases de pintura y no las recomendaba. Pero hay cientos de pinturas de esa época con unos temas idénticos y estilos parecidos al suyo. Son de esta época la gran mayoría de los falsos Zuloagas, cuadros que se tratan de hacer pasar por obras de Ignacio Zuloaga son cuadros de sus imitadores a los que se les borra la firma.
Un problema de identificación de pinturas de Zuloaga con los numerosos cuadros que Ignacio pintó y no firmó. El eibarrés consideraba que sus pinturas no necesitaban ser firmadas porque eran muy reconocibles. Por eso no firmó una gran parte de las pinturas que se guardó para sí mismo. Tampoco firmó muchas pinturas que regaló a amigos o a médicos que le trataban de sus dolencias circulatorias (flebitis) o dentistas.
La Fundación Zuloaga dispone de la mayor base de datos sobre las pinturas de Ignacio Zuloaga. Además cuenta con la hemeroteca sobre el artista, elaborada por su esposa Valentina Dethomás. También cuenta con la fototeca del pintor, ampliada a lo largo de los años por las investigaciones del equipo de expertos de la Fundación Zuloaga. Finalmente, otro elementos de prueba de autenticidad de las obras de Zuloaga son las cartas de la hemeroteca y los rastros de sus obras en la biblioteca del artista.Con estos medios, los expertos de la Fundación Zuloaga realizan estudios de autentificación de obras del pintor.
Estos servicios tienen un coste de 300 euros más IVA y el procedimiento comenzaría con en envío por parte del interesado de toda la información que disponga de la obra (historia, procedencia, antiguos propietarios, etc.), además de fotos del anverso, reverso y firma de la misma. En base a esa información se realiza una búsqueda en nuestros archivos y después se concertaría una cita presencial en nuestras oficinas para analizar la obra junto con expertos.
Una vez realizado el estudio se emitiría un informe razonado y documentado con las conclusiones alcanzadas, pudiendo ser estas: la identificación la obra como auténtica, que existan dudas sobre la misma, o que no responda a la autoría de Ignacio Zuloaga. Todo ello aportando argumentos a favor y en contra de la conclusión.
Puede solicitar los servicios de autentificación mediante nuestro formulario de contacto, número de teléfono o escribiendo a nuestra dirección de correo electrónico.
La directora de la Fundación Zuloaga, Margarita Ruyra de Andrade, fue fundadora y directora de la Revista de Museología. Mater en Museología por la Universidad Complutense y Doctora en ciencias empresariales por ICADE, ha impartido variadas conferencias sobre el valor de las obras de arte y el arte como inversión. Una de ellas puede verse en el canal de videos de Value School.
Por su información acerca de precios internacionales y el conocimiento de los precios que se están pagando en ventas privadas, la Fundación Zuloaga está en condiciones de hacer valoraciones razonadas de las obras de Ignacio Zuloaga y de sus amigos.
Estos servicios tienen un coste de 200 euros más IVA y el procedimiento comenzaría con el envío de toda la información disponible sobre la obra, imágenes de anverso, reverso y firma, además de la acreditación de autenticidad de la obra como creación original de Zuloaga. Esto puede ser a través de su constancia en una base de datos pública de obras auténticas como la de Enrique Lafuente Ferrari, la de la propia Fundación Zuloaga, o un certificado de autenticidad como el que ofrece nuestro servicio de autentificación de obras.
Una vez comprobada su autoría y en base a la información facilitada por el interesado, se realiza una búsqueda en nuestros archivos y después se concertaría una cita presencial en nuestras oficinas para analizar la obra y tasarla. Habiendo realizado el estudio se emitiría un informe razonado y documentado con las conclusiones y valor asignado.
Puede solicitar los servicios de valoración mediante nuestro formulario de contacto, número de teléfono o escribiendo a nuestra dirección de correo electrónico.
La familia Zuloaga viene coleccionando antigüedades y obras de artes desde el primer tercio del siglo XIX. Y desde comienzos del siglo XXI la Fundación Zuloaga y la familia Suárez-Zuloaga viene comprando y vendiendo numerosas piezas de Ignacio Zuloaga y de los pintores de su entorno, tanto españoles como franceses o americanos. Al recibir continuamente ofertas de cuadros en venta de Ignacio Zuloaga y hacer cambios en sus propias colecciones, la familia Suárez-Zuloaga es el principal inversor y coleccionista en obras de ese artista y sus amigos.
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