Los artesanos del hierro menos cualificados se dedicaban a realizar aperos de labranza, y piezas para carruajes y embarcaciones. Más precisión y valor añadido tenían los que fabricaban armas blancas (puñales y espadas). Aún más sofisticada era la producción de arcabuces (aunque estos se solían producir cooperativamente, pues había gremios (cajeros, llaveros…) produciendo piezas que luego se ensamblaban. De Manuel Zuloaga y Olásolo sabemos con certeza que producía pistolas, pues ha llegado hasta nuestros días una de ellas, que forma parte de la Colección Zuloaga.
Manuel Zuloaga y Olásolo tuvo tres hijos que llegaron a edad adulta y de los que tenemos noticia. Al primogénito, Ramón Zuloaga y Úbera, y a su hermano pequeño: Blas, les dedicamos a cada uno de ellos una página propia. Del hermano mediano, Juan Andrés, sabemos que fue uno de los cientos de armeros de la comarca de Eibar que debieron de emigrar de su pueblo a causa de la destrucción de Eibar en 1794.
Juan Andrés Zuloaga se trasladó a Asturias, siendo uno de los que pusieron en marcha la Real Fábrica de Armas de Trubia, cerca de Oviedo.